Yo creía...
Me decía ayer una amiga:…
Que razón tenía mi padre! él no se equivocaba, me decía « no te fíes ni de tu padre », « la verdad cuando la dices la pierdes”. Yo creía que... pero era una añagaza.
Su padre nunca le engañó, pero nunca le escuchó.
Soy una desagradecida, insistía, ya no le creo, logró lo que jamás nadie consiguió. Quería tanto a mi padre! Hablaba poco para no mentir, de ese modo, con artimaña y astucia dejaba siempre que cada cual creyera lo que quisiera. En realidad, él nunca creyó en nada ni a nadie, ni a él mismo se creyó! Pobrecito, sufrió tanto que sólo al dios ardid amó. Y cuando lo descubrí me partió el corazón.
Consolé a mi pobre amiga como pude diciéndole que eso era una dilogia de la impericia, pero pareció no hacerme mucho caso y sumida en la tristza me abandonó.
Que razón tenía mi padre! él no se equivocaba, me decía « no te fíes ni de tu padre », « la verdad cuando la dices la pierdes”. Yo creía que... pero era una añagaza.
Su padre nunca le engañó, pero nunca le escuchó.
Soy una desagradecida, insistía, ya no le creo, logró lo que jamás nadie consiguió. Quería tanto a mi padre! Hablaba poco para no mentir, de ese modo, con artimaña y astucia dejaba siempre que cada cual creyera lo que quisiera. En realidad, él nunca creyó en nada ni a nadie, ni a él mismo se creyó! Pobrecito, sufrió tanto que sólo al dios ardid amó. Y cuando lo descubrí me partió el corazón.
Consolé a mi pobre amiga como pude diciéndole que eso era una dilogia de la impericia, pero pareció no hacerme mucho caso y sumida en la tristza me abandonó.
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