El patrimonio hispano del botellón
Un padre español es el primero en presentar una objeción de conciencia a la asignatura de «Educación para la Ciudadanía » amparándose en el derecho fundamental a la libertad ideológica esperando que esta situación se generalice nos cuenta el ABC del 15 de marzo del 2007. Bello ejemplo a seguir para conseguir, utilizando los derechos democráticos, una libre elección ideológica cívica, pues el patrimonio hispano del botellón que incluye chuches infantiloides y éxtasis de “mierda” no tienen uso de razón ni costumbre de razón de ser.
Les invito, desde aquí, a continuar en otros campos en pos del cese de tenernos que tragar el botellón del otro y la resaca de tal esperpento que originan ciudadanos desaprensivos que devastan hasta la madrugada calles, edificios, oídos y nervios de cualquier pueblo de las comunidades españolas en toda impunidad. Acérquense ustedes, por esos territorios salvajes de las noches de viernes, sábados, domingos, fiestas y días de guardar al escalofriante espectáculo que se representa. Como en Tenerife, son noches de fiesta y según dicen la costumbre es ley.
No obstante yo siempre viví en esta zona hace ya más de 55 años y nunca fui testigo de tales habitudes, antes incluso, gozábamos de la presencia del amable sereno, gracias a Dios, que nos invitaba a no hacer ruido y cuidaba de guardar la tranquilidad del barrio. ¡Buena falta nos haría hoy en día de tanto paro reinstalarlo!
Defenderé con uñas y diente a quien con tanto celo vela por nuestro patrimonio, puertas, entradas, edificios y quietud. Si bien es verdad que la solidaridad brilla por su ausencia y los “compañeros ciudadanos”, esos que no viven por los parajes de orgías, escándalos y borracheras, ellos que no soportan tales felonías por vivir lejos de tal escenografía, no apoyan las demandas del sufrido vecino y conciudadano que debe soportarlas por no tener medios para trasladarse a otra zona de la ciudad.
Además, esos insolidarios ciudadanos consiguen merced a murgas, gritos y/o oídos sordos que se desoigan las demandas interpuestas ante tales atropellos, (recuerden el caso de Tenerife). ¿Abrá que resignarse? ¿Dejaremos que, prometedores autistas, reemplacen el dialogo y el razonamiento por el ruido, la suciedad y la esquizofrenia? ¿Hasta donde y hasta cuando? No se rindan por favor
Miren por La Rioja el paso del Ebro por una bimilenaria ciudad, tras la invasión de Atila y los unos por sus calles, después de salir del chiringuito de frutos secos, chuches, y bebidas donde se instalan como si la calle fuera su terraza y donde alguno que otro tendero llega a cerrar a las 7 y media de la mañana!
Les invito, desde aquí, a continuar en otros campos en pos del cese de tenernos que tragar el botellón del otro y la resaca de tal esperpento que originan ciudadanos desaprensivos que devastan hasta la madrugada calles, edificios, oídos y nervios de cualquier pueblo de las comunidades españolas en toda impunidad. Acérquense ustedes, por esos territorios salvajes de las noches de viernes, sábados, domingos, fiestas y días de guardar al escalofriante espectáculo que se representa. Como en Tenerife, son noches de fiesta y según dicen la costumbre es ley.
No obstante yo siempre viví en esta zona hace ya más de 55 años y nunca fui testigo de tales habitudes, antes incluso, gozábamos de la presencia del amable sereno, gracias a Dios, que nos invitaba a no hacer ruido y cuidaba de guardar la tranquilidad del barrio. ¡Buena falta nos haría hoy en día de tanto paro reinstalarlo!
Defenderé con uñas y diente a quien con tanto celo vela por nuestro patrimonio, puertas, entradas, edificios y quietud. Si bien es verdad que la solidaridad brilla por su ausencia y los “compañeros ciudadanos”, esos que no viven por los parajes de orgías, escándalos y borracheras, ellos que no soportan tales felonías por vivir lejos de tal escenografía, no apoyan las demandas del sufrido vecino y conciudadano que debe soportarlas por no tener medios para trasladarse a otra zona de la ciudad.
Además, esos insolidarios ciudadanos consiguen merced a murgas, gritos y/o oídos sordos que se desoigan las demandas interpuestas ante tales atropellos, (recuerden el caso de Tenerife). ¿Abrá que resignarse? ¿Dejaremos que, prometedores autistas, reemplacen el dialogo y el razonamiento por el ruido, la suciedad y la esquizofrenia? ¿Hasta donde y hasta cuando? No se rindan por favor
Miren por La Rioja el paso del Ebro por una bimilenaria ciudad, tras la invasión de Atila y los unos por sus calles, después de salir del chiringuito de frutos secos, chuches, y bebidas donde se instalan como si la calle fuera su terraza y donde alguno que otro tendero llega a cerrar a las 7 y media de la mañana!
¿Que les enseñaran en la asignatura « Educación para la Ciudadanía » a estos chicos? Y miren como quedan puertas, ventanas y calles...
No resisto la tentación de cantarles el delicado himno de la ciudad ¡“Chorra tu eres..., la más bonita del mundo entero”!